El silencio es árido a la salida de Mendoza cuando emprendemos camino hacia la cordillera Andina. Es también seco, plano, polvoriento.En las noches debe ser muy negro, compacto a la oscuridad. Pero pasa el cóndor a la mañana y el silencio se hace pájaro que vuela y planea alto, rompiendo esa inmensidad tan quieta del cielo en el desierto.